Guerra Civil

El Triunvirato se instala en el Estado dominicano a fuerza de sangre y represión, disuelve el Congreso Nacional y anula la Constitución democrática de 1963. En el mes de diciembre, guerrilleros encabezados por los líderes del Movimiento Revolucionario 14 de Junio se sublevan en las montañas; son apresados y masacrados por el ejército. La población descontenta se organiza a fin de tratar de restablecer la constitucionalidad. Un grupo de militares, liderados por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó y el teniente coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, decide defender la voluntad popular: el 25 de abril de 1965 estalla la Guerra Civil en la ciudad de Santo Domingo. Tres días después, el 28 de abril, comenzaría el desembarco en las costas dominicanas de 42,000 soldados estadounidenses.

Transcurren varios meses de enfrentamiento, de gobiernos paralelos (el “constitucionalista” y el “de reconstrucción nacional”, apoyado por Estados Unidos), hasta que en septiembre se firma el Acta de Reconciliación y se instaura el Gobierno Provisional de Héctor García Godoy. Las elecciones tuteladas por las tropas invasoras, en cuya campaña son asesinados más de 350 activistas políticos del PRD y de la izquierda, dan como “ganador” al doctor Joaquín Balaguer y su Partido Reformista Social Cristiano, con lo que el conservadurismo dominicano, el trujillismo de nuevo traje, retoma el poder. Comienzan “los doce años”.

 

Exposición Fotográfica de Milvio Pérez de la Revolución de Abril de 1965

La Exposición fotográfica de Milvio Pérez, con los registros que hizo para la historia de acontecimientos claves concernientes a la Revolución de Abril de 1965.

Esta exposición, por su calidad de contenido así como de forma, es un legado histórico único; de igual manera rinde homenaje a los hombres y mujeres que gallardamente ofrendaron sus vidas en defensa de la Patria.

 

Sobre Milvio Pérez

Milvio Bernardo Pérez Pérez nació en Río Verde, Cutupú, La Vega, el 26 de mayo de 1939 en el seno de una familia humilde cuyos padres, María Clotilde Pérez y Bernardo Pérez, le inculcaron una educación hogareña, austera y estricta en la formación de valores. Desde niño su padre le enseñó de manera drástica el rumbo que habría de seguir a lo largo de la vida cuando le impidió asistir a una escuela donde era obligatorio rezar el lema: “Viva Trujillo”. Fue así como comenzó a definirse una trayectoria revolucionaria que terminaría por vincularlo inicialmente al Movimiento 14 de Junio y más tarde al Partido Socialista Popular.

Hombre de profundas convicciones y de espíritu sensible, en el año 1961, Milvio Pérez se dio cuenta que para denunciar los hechos trágicos que iban a sucederse, la fotografía,  cuya práctica había iniciado con una cámara de cajón desde muy joven, podría convertirse, en un recurso certero e inapelable para la creación de la conciencia social. Esto gracias a la capacidad de captar, a través del lente fotográfico, todos los momentos de vida social que le correspondiera vivir a partir de entonces.

De esa manera, se arriesga y trabaja consecuentemente para atrapar con su lente la persecución y desmantelamientos contra espías y calieses del trujillismo, el derribamiento de bustos, estatuas y tarjas del tirano en la Universidad de Santo Domingo y todos los sucesos importantes que se produjeron como consecuencia de la caída del dictador Rafael Leonidas Trujillo, entre los que se destaca el juicio que se les hiciera a los asesinos de las hermanas Mirabal, así como los retratos del profesor Juan Bosch en su toma de posesión como Presidente de la República.

El estallido de la Guerra de Abril de 1965, sin embargo, fue el acontecimiento que lo catapultó con el honroso título de El Fotógrafo de Abril. A través de sus instantáneas quedarían como herencia imperecedera las protestas, los mítines, los hombres ranas, los asesinatos cometidos por las tropas invasoras, el ametrallamiento de los estudiantes en el Palacio Nacional, la entrada de los marines a Ciudad Nueva, el asalto al hotel Matum en Santiago, los muertos… Todos los muertos, desde Feliciano Matos, quien se negó a recoger basura por orden de un interventor yanki, hasta André Riviere e Illio Capocci.

A 41 años de aquel acontecimiento, estas fotografías, capaces de mostrar hasta el más mínimo detalle, también pudieron captar el coraje de un pueblo unido en armas, dispuesto a entregar la vida para defender la Patria, y son, además, un elocuente testimonio de cómo en las manos de Milvio Pérez, la cámara logró convertirse en un fusil eficiente, capaz de perpetuar la memoria de los acontecimientos que estremecieron a la nación dominicana en aquellos días aciagos y gloriosos de abril del año 1965.

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