Un sinnúmero de elementos hacen a la República Dominicana un país especial en materia de Medio Ambiente. Desde la sensualidad de las arenas en las dunas de Baní hasta la cima más alta del Caribe en el pico Duarte, es imposible resistirse a la gran diversidad de paisajes, climas y ecosistemas que existen en la isla. Precisamente el ser una isla representa un alto grado de vulnerabilidad para la conservación de este territorio maravilloso y los seres que lo habitamos, por tanto ocuparnos de su protección y disfrute adecuado es cuidarnos a nosotros y las generaciones próximas.
La isla de Santo Domingo o de La Española es una porción de tierra ubicada en el centro del Archipiélago de las Antillas, siendo la segunda en extensión del conjunto. Esta isla es compartida por dos naciones: la República Dominicana y la República de Haití.
La Española incluye diversas zonas climáticas con características de distintos biomas, esto quiere decir que en una porción relativamente pequeña de territorio (76,192 km2 para ser exactos) podemos encontrar especies de flora y fauna típicas de clima templado, seco, lluvioso, entre otros. Por esta razón popularmente nos referimos a la isla como un “continente en miniatura”, ya que la es el territorio de mayores contrastes y de paisajes más variados de todo el Caribe. Su relieve está formado por una sucesión de montañas y depresiones, con imponentes contrastes de altura; desde la altura máxima 3,098m en el Pico Duarte, el más elevado de las Antillas, a la depresión de Enriquillo, 52m por debajo del nivel del mar. Estos contrastes singulares originan paisajes vegetales muy variados: bosques, sabanas y estepas…
Diversos procesos geológicos formaron La Española como la conocemos hoy. Hace millones de años, desde la Era Secundaria de la formación de la tierra, existían dos paleoislas que con el paso del tiempo se unieron hasta formar La Española, sus montañas, valles, llanuras, cuencas hidrográficas y su borde costero. Esto, sumado a las condiciones de altura, temperaturas secas y húmedas y la composición de los suelos, convirtió a La Española en una isla con alto grado de endemismo.
(Formación geológica de La Española. Fuente: elaboración propia)
Una especie endémica es aquella que podemos encontrar en un lugar que es su único hábitat, pues existe allí y no puede ser encontrada en ninguna otra parte del planeta.
Por ser una isla, en La Española el endemismo se manifiesta con mayor potencia debido a que el mar actúa como barrera para la distribución de las especies que se encuentran en la isla.
La Española se caracteriza por tener abundancia de especies endémicas, destacándose los reptiles y anfibios y ocupando el segundo lugar de endemismo en las plantas vasculares de la región, con un 39%, o más de 6,500 especies. En el caso de las aves, se encuentra endemismo en la familia monoespecífica Dulidae, que solo tiene una especie: la cigua palmera (Dulus dominicus), el ave nacional de la República Dominicana. Volviendo al caso de los reptiles, en Alto Velo habita una especie endémica considerada la más pequeña de todas las especies de reptiles descubiertas en el mundo: el Jaragua sphaero (Sphaerodactylus ariasae).
La zona de La Española con mayor número de endemismos (May, 2001) es la Sierra de Bahoruco, luego le siguen Los Haitises y la Reserva Científica Ébano Verde. Existen además, otros lugares con un importante índice de endemismo, entre los que se encuentra la Loma Quita Espuela, el Parque Nacional Jaragua y el Parque Nacional Cotubanamá, antiguo Parque Nacional del Este.
(Zonas de Alto Endemismo. Fuente: Atlas de la Biodiversidad y Recursos Naturales)
Estos y muchos otros ecosistemas han sido alterados por la acción del ser humano al punto de llegar a significar una amenaza para el equilibrio de los recursos naturales o para los servicios que nos brindan, como por ejemplo, el agua. Por esto el área del Caribe posee docenas de especies altamente amenazadas, como el Solenodonte de La Española (Solenodon paradoxus), el manatí antillano (Trichechus manatus) o el Gavilán de la Hispaniola (Buteo ridgwayi). La mayoría de estos ecosistemas se intentan conservar con la creación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP).
Esta situación se repite a nivel mundial y preocupados por esto la Unión Mundial para el Medio Ambiente (UICN) crea los “hotspots” o “puntos calientes”, que son áreas que concentran gran cantidad de especies endémicas y ecosistemas particulares y vulnerables, que pueden ser fácilmente afectados por las actividades humanas. Existen 34 áreas importantes a nivel mundial declaradas puntos calientes por la UICN y el Caribe es una de estas zonas.
(Mapa de los “puntos calientes” declarados por la UICN. Fuente: UICN website oficial)
La Española como isla caribeña se encuentra dentro de esta clasificación. El compromiso de obrar política y técnicamente bajo lineamientos de conservación y desarrollo sostenible es aún mayor cuando incluso a nivel internacional nuestros ecosistemas y nuestros recursos naturales son valorados y declarados como relevantes no solo para los seres humanos que habitan la isla, sino para todos los habitantes del planeta.
Es importante destacar que en materia ambiental, la naturaleza no conoce fronteras y que la riqueza ecológica que disfruta La Española beneficia tanto a la República Dominicana como a la República de Haití, ya que estos comparten una misma isla. Las políticas ambientales que determinan cada uno de sus gobiernos son las que marcan la diferencia de la calidad ambiental de cada país y evidentemente, las decisiones que se toman en un país afecta positiva o negativamente al país hermano. Es labor de todos los dominicanos luchar para que cada vez más los gobiernos incluyan en sus agendas buenas prácticas y políticas ambientales que aseguren la calidad y disponibilidad de los recursos ambientales de la isla y sus servicios.