Un área protegida es una superficie de tierra y/o mar donde por convenio social, estatal o privado se definen usos enfocados especialmente al conocimiento, disfrute, conservación, protección, mantenimiento y gestión de los elementos naturales que lo componen. Un área se clasifica como un área protegida cuando en esta existen elementos significativos de la biodiversidad, de recursos naturales y culturales asociados que benefician a los seres humanos y las futuras generaciones.
La Unión Mundial para el Medio Ambiente (UICN) define un área protegida como “un espacio geográfico claramente definido, reconocido, dedicado y gestionado, mediante medios legales u otros tipos de medios eficaces para conseguir la conservación a largo plazo de la naturaleza y de sus servicios ecosistémicos y sus valores culturales asociados”.
Esto quiere decir que las áreas protegidas son herramientas para una gestión eficaz del territorio. Contrario al pensar popular las áreas protegidas están muy lejos de ser espacios destinados al no uso, donde se aísla el ser humano de los recursos que existen allí y del disfrute de los mismos. Las áreas protegidas son oportunidades para ejercer la sostenibilidad y para disfrutar de los ecosistemas y los servicios que nos proveen de una manera armónica y sostenible. Las áreas protegidas de acuerdo a su vocación de gestión deben acogerse a subclasificaciones establecidas también por la UICN.
República Dominicana cuenta con un Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP) como parte de las políticas nacionales de conservación de la biodiversidad, conformado por 126 unidades de conservación, clasificadas en seis categorías y trece subcategorías de manejo. Cada sub-categoría define el manejo o gestión a la que está llamada el espacio natural protegido, según su vocación.
El conjunto de unidades, establecidas cubre una superficie terrestre de 12,441.91 km2, equivalentes al 25% del territorio nacional. Las áreas protegidas dominicanas incluyen además una superficie marina de 45,922.78 km2.
(Mapa de las Áreas Protegidas dominicanas. Fuente: Atlas de la Biodiversidad y los Recursos Naturales)
Los instrumentos legales que definen el Sistema Nacional de Áreas Protegidas de la República Dominicana son la Ley 121-03, Ley Sectorial de Áreas Protegidas No. 202-04 del 30 de julio de 2004, Ley No. 174-09 del 3 de junio de 2009, el Decreto No. 571-09 del 7 de agosto del 2009 y el Decreto No.371-11 del 13 de junio del 2011, bajo el marco de la Ley General de Medio Ambiente y Recursos Naturales No. 64-00 del 18 de agosto del año 2000.
En la República Dominicana, las áreas protegidas están agrupadas dentro de varias categorías y subcategorías de manejo, de acuerdo con las normas universalmente aceptadas por la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN). El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales es la institución nacional gubernamental que, junto a un grupo de organismos no gubernamentales, vela por el cuidado de las áreas protegidas. En la República Dominicana están agrupadas en seis categorías que, según la Ley Sectorial de Áreas Protegidas No.202-04 son:
En el libro “Lo Dominicano” se presenta una recopilación de los datos básicos de todas las áreas protegidas dominicanas, acompañadas de hermosas imágenes.
(Estadísticas de las áreas protegidas según su clasificación. Fuente: Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales)
Los servicios ecosistémicos son los beneficios que el ser humano obtiene directa o indirectamente de los ecosistemas con el fin de producir su bienestar y el de la colectividad. Estos servicios incluyen la estructura y componentes de los ecosistemas, sus funciones y procesos.
Los espacios protegidos contienen altos valores ecológicos, biológicos, escénicos y culturales. Estos valores hacen que el SINAP sea importante para la economía nacional pero al mismo tiempo sean espacios muy sensibles debido a la fragilidad y vulnerabilidad que se derivan de la condición de encontrarse en un estado insular. Las actividades reguladas y compatibles con las categorías de manejo definidos para el Sistema Nacional de Áreas Protegidas son indispensables para mantener la capacidad de los ecosistemas para proveer servicios y beneficios.
En este mapa podrás observar varios de los ecosistemas presentes en las áreas protegidas y los servicios que estos ecosistemas nos proveen. Es una idea pequeña de los grandes beneficios que nos deja el Sistema Nacional de Áreas Protegidas y la importancia de conservar y proteger los ecosistemas y especies que allí se encuentran.
(Servicios ecosistémicos del SINAP. Fuente: Proyecto GEF de Reingeniería de Áreas Protegidas)
El Sistema Nacional de Áreas Protegidas es imprescindible para el desarrollo nacional y su relevancia va más allá de los límites físicos de cada área protegida.
En el año 2015 se realizó un primer intento de la valoración económica de los servicios ecosistémicos incluidos en el SINAP, elaborado a través del proyecto de Reingeniería del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Este estudio concluyó que el SINAP aporta alrededor de 2.7mil millones de dólares anuales al país, lo que representa el 4.5% del PIB (año 2012). Esta valoración económica es un intento de traducir los beneficios del SINAP a una dimensión adicional, sabiendo que el valor real es mucho más significativo y que el valor más importante del SINAP es el bienestar social que provee a todos los dominicanos. Además, se carece de datos que enriquecerían todavía más la valoración, por lo que es seguro que el aporte real es mucho más significativo que el calculado.
(Valoración de los ecosistemas protegidos de la República Dominicana. Fuente: Proyecto GEF de Reingeniería de Áreas Protegidas)
Una alianza gubernamental y social es necesaria para mejorar la calidad de las herramientas de gestión, el nivel de conservación y la inversión dedicada al Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Esto puede afectar positivamente el aporte que las áreas protegidas realizan al desarrollo de la República Dominicana. Definitivamente la protección del SINAP es imprescindible para que las necesidades de los dominicanos estén satisfechas, para que el desarrollo económico de actividades como por ejemplo el turismo se mantenga en el tiempo y para asegurar la disponibilidad de recursos para las generaciones venideras.