Las áreas rescatadas de la ciudad dieron cobijo a los vacacionistas en esta Semana Santa

Las nuevas áreas protegidas que circundan la ciudad, refugio natural de cientos de especies de aves y plantas, acogieron durante este feriado de Semana Santa a entusiastas vacacionistas que aprovecharon sus facilidades para estar en contacto con la naturaleza, descansar y divertirse junto a sus familias.

Allí se encuentra la hermosa Laguna Manatí, una de las tres lagunas que sirven de hábitat y refugio a aves endémicas y migratorias, entre las que se destacan patos, yaguazas, zaramagullones, garzas de rizos, garzas grises y carraos.

El ambiente de tranquilidad que vivieron aquellos que decidieron quedarse en Santo Domingo estuvo adornado por la algarabía de decenas de niños, niñas y adultos que recorrían los senderos ecológicos del Parque Humedales del Ozama con sus bicicletas y patines, o por aquellos que chapoteaban inmersos en las frescas aguas cristalinas del Cachón de la Rubia.

Estas áreas, a las que se les une el Parque Ecológico de Nigua, a pocos minutos de Santo Domingo, la Laguna Dulce y Laguna Azul en el área de San Luis y la recién rescatada playa ubicada en el Monumento Fray Antón de Montesinos, hace pocos meses eran vertederos de basura, zonas contaminadas e incluso peligrosas para los visitantes, pero gracias al programa de preservación y rescate llevado a cabo por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, hoy son lugares alternativos donde las familias se recrean, practican deportes y disfrutan de la naturaleza en un ambiente seguro y protegido.

Estas áreas protegidas, muchas de las cuales forman parte de llamado Cinturón Verde de Santo Domingo, son vigiladas constantemente por efectivos militares pertenecientes al Servicio Nacional de Protección Ambiental y por los mismos lugareños, especialmente mujeres, que integran las brigadas de reforestación y limpieza de las mismas.

Además del ambiente familiar del que disfrutan las personas que visitan estas áreas, los más competitivos se han integrado a las diferentes actividades deportivas como regatas, ecocarreras, tanto a pie como en bicicleta, competencia de pesca y canotaje, así como rallys donde pueden ejercitarse de forma sana y segura.

El Ministerio Ambiente, como parte de su estrategia de rescate de zonas que son refugio de la vida silvestre, la flora y fauna endémica, estableció los mecanismos indispensables para la sostenibilidad de los mismos, desarrollando programas educativos, que tienden al reconocimiento, conservación y uso apropiado del patrimonio natural, así como integrando a la sociedad a la preservación de los mismos y a su vigilancia.

Áreas como el Cachón de la Rubia, donde hace poco la basura contaminaba los manantiales que desembocan en el río Ozama, es hoy uno de los espectáculos naturales de mayor atractivo en Santo Domingo. Allí soplan nuevos aires, y los vacacionistas en esta Semana Santa, pudieron disfrutar del acondicionamiento de sus afluentes, el remozamiento de su entorno. Hoy, es un refrescante balneario, lleno de vida, refugio de decenas de especies amenazadas.

Los moradores del sector que lo circunda en Santo Domingo Este ven este lugar como un verdadero milagro, como un paraíso verde, donde árboles como la javilla, la penda, los jazmines silvestres y la caoba, rodean kilómetros de senderos apropiados para la ecoaventura e ideales para la observación de hermosas aves que allí anidan.

También el Parque Nacional Humedales del Ozama, con 47 kilómetros cuadrados, es uno de los espectáculos naturales de mayor atractivo dentro de la ciudad de Santo Domingo. Los visitantes pueden acceder a los humedales por las carreteras de Bayaguana, Monte Plata, La Victoria y San Luis.

Allí se encuentra la hermosa Laguna Manatí, una de las tres lagunas que sirven de hábitat y refugio a aves endémicas y migratorias, entre las que se destacan patos, yaguazas, zaramagullones, garzas de rizos, garzas grises y carraos. Las otras lagunas son la Flamenca, la Enea.

Aguas cristalinas que destellan un hermoso azul turquesa, fueron el motivo de diversión de niños y jóvenes que se refrescaban del intenso calor de la ciudad en una naturaleza limpia y cuidada, pero sobre todo, vigiladas para la tranquilidad de los visitantes.