Califican a Pedro Henríquez Ureña como un impulsador de la revolución de México “Pedro Henríquez Ureña, extranjero en patrias”, fue el título del coloquio que tuvo como expositores a los intelectuales Leila Guerriero, de Argentina, y Andrés L. Mateo, de República Dominicana. El Ministerio de Cultura, en conmemoración del 130 aniversario del nacimiento del intelectual Pedro Henríquez Ureña, ofreció un coloquio sobre la vida y obra del insigne escritor, académico y educador, a cargo de Andrés L. Mateo y la periodista argentina Leila Guerriero, quienes analizaron la dimensión y el alcance de su actividad literaria. Mateo es Premio Nacional de Literatura, mientras que Leila Guerriero vino especialmente invitada al evento y es redactora del diario La Nación. Acudieron al evento, además, Luis o. Brea Franco, asesor del Ministerio de Cultura; Claudio Cohén, coordinador del Viceministerio de Descentralización y Coordinación Territorial; Valentín Amaro, director general del Libro y la Lectura; Basilio Belliard, director de Gestión Literaria y la diputada Minou Tavárez Mirabal. Andrés L. Mateo abordó el tema “Pedro Henríquez Ureña: Extranjero en México”, y en su ponencia, indicó que su crítica al positivismo en ese país impulsó la revolución de 1910, y a la vez, fue un factor fundamental de la cultura. Explicó que Henríquez Ureña formó parte de un periódico anti-reeleccionista, el cual fue impedido de circular en el año de 1909, con la encarcelación de redactores y otras medidas de represión, dando lugar al nacimiento del Ateneo de la Juventud. Dijo que el intelectual se convirtió en anti-positivista, pese a que su familia en Santo Domingo favorecía el positivismo. De su accionar en México, dijo que creció rápidamente su fama de guía espiritual de la juventud, en especial de Alfonso Reyes, su gran amigo. Reyes lo llamaba “maestro” y hasta llegó a decirle Sócrates, en abono al reconocimiento de su sapiencia. Mientras que la periodista Leila Guerriero disertó bajo el tema “Pedro Henríquez Ureña, extranjero de dos patrias”. Expresó que el escritor se convirtió en el primer pluriempleado del continente, dado que tenía varios trabajos y algunos honorarios, sin recibir remuneración. El intelectual llegó a esa conclusión luego de realizar un perfil de Pedro Henríquez Ureña en 2003, en sus funciones periodísticas. Otro de sus hallazgos fue descubrir que aunque Henríquez Ureña murió en 1946 todavía sigue gravitando en la vida de sus alumnos, a los cuales dedicaba tiempo extra en charlas mientras iba en el metro y en otras ocasiones pautadas. Los actos conmemorativos incluyeron el depósito de una ofrenda floral en el Panteón Nacional, lugar donde reposan los restos del escritor, quien murió el 11 de mayo del 1946, en Buenos Aires, Argentina. El acto lo presidió el ministro de Cultura, cantautor José Antonio Rodríguez y le acompañó el ministro de Defensa, Sigfrido Pared Pérez. Pedro Henríquez Ureña nació en Santo Domingo el 29 de junio del 1884. Hijo de Francisco Henríquez y Carvajal, destacado medico y educador que ocupó la presidencia de la República en 1916, y de Salomé Ureña, consagrada educadora y poeta, pionera en promover la participación cultural de la mujer. Son fundamentales sus estudios titulados: “Corrientes literarias en la América hispana”, “Seis ensayos en busca de nuestra expresión”, “Ensayos críticos” (1905); “Horas de estudio” (1910), “Mi España” (1912); “La versificación irregular en la poesía castellana” (1920); “La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo” (1936); “El español en Santo Domingo” (1940); “Plenitud de España” (1940), y su obra póstuma, “Historia de la cultura en la América Hispánica” (1947).
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